No es un hotel de lujo, pero para ser un hotel muy normal, nos ha dejado una impresión muy buena, porque te ofrece todo lo necesario, no echamos nada en falta y nos sentimos muy a gusto. Las vistas al mar desde nuestra habitación eran bonitas; hay otras que dan al jardín y a la piscina, que por cierto tiene chorros. El desayuno es increíble. Hemos desayunado en varios bufés dentro y fuera de España y este es de los mejores que hemos probado. Había cosas fijas todos los días y otras iban cambiando cada día. Los bizcochos y tartas eran caseros y estaban buenísimos. A parte de la típica máquina de café de bufé, tenían una cafetera exprés en la que te hacían un café mucho mejor si lo pedías. Si quieres huevos fritos o revueltos con bacón te los hacen al momento, no los tienen en esos recipientes que mantienen el calor. Pero lo mejor del hotel es sin duda la atención del personal, que son amabilísimos; el señor que supervisaba el bufé del desayuno es encantador y nos recomendó muchos sitios a los que ir. Genial.