La habitación para 4 con 2 dormitorios y 2 balcones es muy amplia y cómoda. El baño (con bidé) y los armarios, enormes. Muy bien la nevera. Limpieza perfecta. El desayuno muy rico para un 3*, con distintas opciones cada día. Si se quiere hay café de bar y huevos recién hechos. La amabilidad del personal y, sobre todo, de los miembros de la familia propietaria. La piscina de chorros y el cuarto con lavadoras y secadoras para auto-servicio. La situación del hotel, muy cerca del centro, pero a la vez en una zona tranquila. Las máquinas expendedoras de bebidas, café y picoteos. La decoración vintage con su inmensa colección de cuadros de petit-point .